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ABP: 5 formas de integrar el entorno en tus proyectos de aprendizaje


*Esta es una traducción hecha por nuestro equipo del artículo publicado en la página de PBL Works.


Estamos en Alaska durante el verano y recibimos el veloz ruido del río mientras los salmones comienzan a hacer su viaje río arriba. El sol de medianoche se cierne sobre nosotros, manteniéndonos despiertos durante las horas extrañas de la noche. Aquí hace frío por las noches, pero los mosquitos gigantes todavía salen con toda su fuerza. Este verano ha sido más tranquilo de lo habitual: menos reuniones sociales, más tiempo en casa, pero a pesar de todo, no se puede negar el atractivo del aroma del verano en el aire.


La semana pasada, junto a mi familia cruzamos la bahía en el bote de un amigo para probar suerte pescando con redes. Es un pasatiempo de los residentes de Alaska. Los lugareños de todas las edades se reúnen por la noche para pescar salmón rojo, abastecerse de comida para el verano, el otoño y lo que seguramente será un largo invierno.


Sentado en el agua fría con mi traje de agua, miré a mi alrededor y lo observé todo: una familia de cuatro, con niños pequeños vestidos con chalecos salvavidas jugando en el agua mientras sus padres se turnaban para buscar salmón; un grupo de adolescentes que toman su pesca y devuelven cada pez a la orilla para agregarlo al larguero; un hijo, de unos 10 años, ansioso por participar en la acción mientras su padre pescó tres salmones de una. La emoción aquí es contagiosa, sin embargo, había un tono subyacente de respeto por el lugar en el que nos encontramos esa noche; todos estábamos agradecidos por el salmón, ya que habían hecho el último viaje de su vida en la base de esta cascada.


Hay algo especial sobre esta historia y sobre las muchas historias que acumulamos durante el verano. Todas están conectadas a esta tierra.


Cuando los muros del aula y de la escuela se derrumban al final del año escolar, tanto los padres como los niños sienten una sensación de libertad. Ya sea que esa libertad sea para anidar y quedarse en casa, o para enviar a los niños a jugar, o para viajar en familia para explorar un lugar lejos de hogar, el verano es una señal de que se puede ganar mucho apreciando el lugar en el que estás.


¿Qué pasaría si este sentido de pertenencia pudiera continuar, más allá de la vacaciones y extenderse en el año escolar, cuando regresen los límites de las paredes de las aulas y las rutinas impulsadas por el tiempo? En el Aprendizaje Basado en Proyectos, a menudo hablamos de "autenticidad". ¿El proyecto es auténtico? ¿Es la auténtica la audiencia? ¿Es auténtica para los estudiantes la pregunta impulsora? Pero, ¿qué puede ser más auténtico que el lugar donde vives y descubrir los intrincados misterios y lecciones que ese lugar tiene para ofrecer?


Aquí hay 5 formas de considerar el lugar al planificar un proyecto:


1. Comienza local y luego global. 

Contextualiza los objetivos del aprendizaje en el lugar donde están tus estudiantes, ya sea la escuela o la comunidad en la que viven. Luego, haz que los estudiantes establezcan conexiones entre lo que conocen con los problemas más importantes, y los lugares más distantes. Por ejemplo, un proyecto sobre la calidad del aire local podría conducir a otro proyecto sobre problemas de contaminación a nivel nacional o internacional.



2. Piensa en las salidas como "trabajo en terreno" y "experiencias en terreno", no como "salidas a terreno".

¿Cuál es la principal diferencia en este uso del lenguaje? Al llamarlo trabajo en terreno o una experiencia, los estudiantes comprenden que están participando en el aprendizaje mientras están en la comunidad, y traen ese aprendizaje a la escuela para conectarlo con sus proyectos. 


3. Invita a expertos y miembros de la comunidad a ser parte de las diferentes etapas del proyecto.

¡No hay nadie más conectado que quienes viven y trabajan en tu comunidad! En lugar de esperar hasta el final de un proyecto, invite a los miembros de la comunidad a ser parte del proyecto. Pídeles que compartan sus experiencias, que den y reciban comentarios, que actúen como clientes y ofrezcan experiencias en terreno. Estas son algunas de las formas en que pueden participar. También puedes asociarte con el proyecto de una organización existente para ayudarlos a alcanzar sus objetivos. 


4. Comprueba si un producto ya existe o si alguien ya está trabajando en él localmente.

¡No reinventes la rueda cuando planifiques un producto público para tu proyecto! Por ejemplo, si deseas que los estudiantes planten árboles para compensar su huella de carbono, averigua si hay algún evento comunitario de plantación de árboles. Plantar 5,000 árboles junto a la comunidad puede tener un mayor impacto a largo plazo que plantar 30 árboles por tu cuenta que quizás no sobrevivan los próximos cinco años.


5. Piensa más allá del aire libre.

A menudo, el aprendizaje basado en el lugar se agrupa en categorías similares, como aprendizaje al aire libre, aprendizaje práctico y trabajo en terreno, pero en realidad abarca mucho más. Utiliza el entorno como una oportunidad para aprender de variadas historias, culturas, personas y métodos de aprendizaje que conforman una comunidad. Por ejemplo, si los estudiantes están haciendo un proyecto de narración de cuentos, comienza con las diferentes historias orales que se han transmitido en esa comunidad. Si el proyecto tiene que ver con la química de los plásticos, los estudiantes pueden profundizar en el consumo de su comunidad y lo que constituye la mayoría de los microplásticos que se encuentran en ríos, lagos y océanos. La integración del lugar puede ser un punto de partida para involucrar a todo tipo de estudiantes en un proyecto, no solo a aquellos que disfrutan estar al aire libre. 


Mientras reflexionas sobre tu verano y avanzas hacia el otoño, considera cómo el entorno juega un papel en tu vida diaria. ¿Cómo puedes replicar ese sentimiento para los estudiantes durante el resto del año escolar?







*Revisa el artículo original y otros interesantes materiales haciendo click aquí

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